Llego a la casa en que habito
como huérfano de huesos,
y como náufrago quiero
solo una copa y abrigo;
a bocanadas respiro
como borracho en invierno,
y como hombre me tiendo
sobre una alfombra de vidrio.
Veinticuatro cellos cantan
mi única nana de alivio.
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Parece que nuestras entradas se cruzaron casi simultáneamente. Las ondas alfa. Siento haber pisado tus hermosos versos con mi astracanada. Un abrazo.
ResponderEliminarMientras otros perdemos el tiempo deshilachando las palabras, tú siempre las encuentras nuevas e inesperadas. Me encanta.
ResponderEliminarFíjate que no había caído en la delicadeza del poema. He tenido que volver a leerlo con un poco de sosiego para captar su aroma.
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