jueves, 18 de enero de 2024

 

PEPA


MADRID, 23 DE SEPTIEMBRE DE 1977

¿Cómo te encuentras, Charlie?

      En tu última carta me contabas que no te sentías muy bien, especialmente por los acontecimientos ocurridos con tus compañeros. La competitividad de la que hablas y que llega al extremo de gastar bromas pesadas en el cuartel, me parece de una cobardía que no tiene nombre. Lo de quitarle a ese chico los pases pernocta simplemente porque se había quejado al sargento sobre unos ejercicios que le mandaron hacer con los ojos vendados y, después, le bajaron los pantalones para que se quedase con sus partes al aire, me ha sobrecogido y me parece que todo es fruto de un ejército anclado todavía en las prácticas más abominables del franquismo. Espero que a ti no te ocurra nada, intenta ir a lo tuyo y llevarte bien con todos; dice Johny que no te conviertas en un chivato, que huyas de los malos rollos y hagas lo que te manden lo mejor que puedas. Las elecciones pasadas ponen la esperanza en que algo está cambiando, mis padres votaron a Adolfo Suárez porque decían que era el único que podía garantizar una transición tranquila, que debíamos evitar las revueltas del pasado y que debíamos mirar al futuro sin rencor. Pero yo hubiese votado al PCE de haber podido, porque quiero que las cosas cambien de verdad, que el poder lo tenga la clase proletaria, que superemos el sistema capitalista y que implantemos un sistema revolucionario, internacionalista y solidario. Sandoval dice que los Pactos que se están discutiendo en la Moncloa deben traer una Constitución en la que la mayoría de edad quede fijada a los 18 años y no a los 21 como ahora, y con ella una consolidación de la democracia. Él lo debe saber bien porque está metido en la Joven Guardia Roja y se inmiscuye en todos los corrillos de los partidos de izquierdas que hay aquí en el barrio. Hace poco nos llevó a un cine-fórum en una parroquia de un cura comunista. Ponían Luna de papel con Ryan O´Neal y su hija Tatum O´Neal. A mí me gustó mucho y, en el coloquio que hubo al final, me atreví a hablar y decir lo que opinaba sobre la película.


          Pero dejemos estos temas y vamos a lo que te quería contar: el pasado día 8 fuimos a las fiestas de Santa Eugenia. Actuó un barbas muy sesudo que cantaba cosas muy raras, era cantautor pero no como los que conocíamos hasta ahora, se hace llamar Joaquín Sabina y hablaba de la vida en Madrid y de sus recuerdos en Jaén cuando era pequeño. Nos dejó un tanto impactados, tenemos que intentar oírle otra vez. También participó un grupo con melenas y muñequeras de clavos a los que el Johny les preguntó que porqué llevaban pendientes en las orejas. Uno de ellos, muy chulito, le respondió que por la misma razón por la que él lleva las pelotas colgando. El Johny se quedó perplejo y no supo qué contestar, pero lo pasamos bien: bailamos todo lo que pudimos y nos reímos con las ocurrencias de Berto acerca de los artistas. Lo único que me extrañó es que Tina no se viniera con nosotros. Lleva un tiempo muy rara, creo que no me perdona que, al final, tú y yo estemos juntos, debe estar celosa y se siente mal cuando está cerca de mí. Un día intenté aclarar las cosas y decirle que yo no me había entrometido entre ella y la amistad que tuviera contigo. Me contestó algo que todavía no entiendo. Me dijo que yo en una ocasión la defraudé y que ya era mayorcita para conocer las consecuencias de mis actos. Charlie, te aseguro que no sé a qué se refería. Únicamente recuerdo que desde aquella vez en la que estuvimos en la discoteca Osiris y ella se puso a tontear con un tipo alto y musculado, no me trata igual. En aquel momento, yo no supe qué decir, ya sabes que soy muy tímida, pero cuando el individuo la empezó a manosear y quiso besarla introduciéndole la lengua ella lo apartó de un empujón y se puso a pedir ayuda. Nos echaron de allí porque los guardias de seguridad dijeron que éramos unas escandalosas, unas niñatas que no sabíamos aguantar nada ni sabíamos comportarnos en determinados sitios. Yo me callé, no sé reaccionar cuando las situaciones me sobrepasan y no sé expresar con palabras emociones de rabia e injusticia. Así que me callé. Regresamos a casa en silencio. Después tú y yo empezamos a salir; yo sabía que a Tina le gustabas y que erais muy amigos, lo que a mi no me importaba. Quería que todo fuese como antes, que siguiésemos siendo los de la pandilla, divirtiéndonos y llevándonos tan bien como cuando éramos pequeños. Más tarde, tú te has ido a la mili y algunos hemos entrado en la universidad. Claro, hemos cambiado y nuestros destinos se van bifurcando en el camino. Pero te aseguro que yo no quería hacer daño a esa chica, que si ella se ha sentido ofendida conmigo no ha sido porque yo hiciese algo conscientemente, no sé, no me siento culpable, sólo un poco triste por que se piense de mi algo que no es cierto. Dime qué opinas de todo esto. Cuídate y no te olvides de nuestra cita para cuando te den permiso.


Un beso de esta que te quiere

                                  Pepa


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