miércoles, 13 de abril de 2011

Egoísmo.

Vale, soy un cochino egoísta por plantear las cosas en estos términos, pero llegados a este punto tengo que confesar que uno de los mayores aciertos de mi vida ha sido conocer a Montenegro. Envejezco y sobrevivo aferrado a un puñado de convicciones: que me tengo que morir, que entretanto necesito a ciertas personas a mi lado y que mientras Montenegro me asista no habré perdido mi juventud. Al frescor de un par de cervezas él nunca dirá que no a ninguna de mis quimeras crepusculares, un periplo imposible por el Mediterráneo, una editorial revolucionaria, una guía de polígonos industriales con encanto, una entelequia nueva y virginal. Y esto me esponja el alma y me hidrata el cutis. Él no lo sabe pero mi hemisferio izquierdo necesita el riego sanguíneo de esa amistad clásica, vital, inconmensurable. Y a cambio no tienes que hacer nada. Ser al fin tú toda la tarde y que te abra su casa -Tierra Santa-, su nevera, su corazón tan grande y sus brazos enormes.

Dedicatoria

Permitidme, noble Montenegro, que en esta primavera herida pronuncie salud y república, en este día 13 del año de ningún dios o señor de 2011. Quiero felicitaros y hacer votos por la muerte de tanto cansancio. Quiero recordar al pensar en Su Excelencia que Rimbaud pernoctó feliz en Alcorcón y Vallecas, y que César Vallejo ocultó su dolor y soledad en la Laguna Negra. En estos tiempos en que los ríos agonizan, las tierras se ensombrecen y el humor se esconde asustado detrás de las pistolas, su amable y melancólica ironía convierte en placer todo lo que toca. Y si fuera dado, mi augusto amigo, creer al bueno de Aristóteles, la amistad con que nos obsequiáis no sólo es virtud o síntesis de afectos, sino que nunca fue más verdad aquello de que un buen amigo es un buen hombre y un mejor ciudadano. Y como es de bien nacidos y hombres fatigados, guardo ya silencio, que es bálsamo muy recomendado.

lunes, 11 de abril de 2011

Econolectas.

Sólo hay dos clases de economistas: los que no saben nada y los que no saben ni eso. (John K. Galbraith)

Sólo hay dos clases de economistas: Los que dividen a los economistas en dos clases y los que no. (Yepes de Elea)

Un economista es un sujeto que postula lo obvio en términos incomprensibles. (Alfred Knopf)

Nunca en la historia hubo un economista que tuviera que preocuparse por la próxima comida. (Alfred Knopf)

Cuando pienses que a nadie le importa si sigues vivo, prueba a devolver un par de recibos de la maldita hipoteca. (Ana Patricia del Mar B.)

El dinero es como el estiércol: Si no lo esparces, huele. (Paul Getty)

Hay una forma muy fácil de salir de la bolsa con una pequeña fortuna: Entrar con una muy grande. (Jack Yelton)

La tragedia respecto a nuestros economistas no es que no vean la solución, es que no ven el problema. (Chesterton)

Si le prestas a un hombre 20 dólares y no vuelves a verlo, hiciste una buena inversión. (Anónimo)

Vivimos bajo la verdadera regla de oro: Los que tienen el oro hacen las reglas. (Buzzie Bavasi)

Cuando era joven pensaba que el dinero era lo más importante en la vida. Ahora que soy viejo ya no me cabe ninguna duda. (Oscar Wilde)

La gente ahora vive más años que nunca, un fenómeno indudablemente provocado por nuestras hipotecas a cincuenta años. (Ana Patricia del Mar B.)

Si os siguen rescatando, tendréis que trabajar como perros para vivir como perros. (J. Anguita Negro)

Me gustaría tener montañas de dinero para vivir como un mendigo. (Picasso).

Suponer, como todos suponemos, que uno puede ser rico y no comportarse como se comportan los ricos, es como suponer que podemos estar todo el día bebiendo y permanecer sobrios. (Logan Pearsall Montenegro)

sábado, 2 de abril de 2011

Soy un hombre cansado

Sócrates era hijo de escultor y comadrona,
Kepler vivió rodeado de desgracia,
Spinoza sobrevivía pulimentando vidrios,
Newton tenía una mala leche espantosa,
era envidioso, presidió la Royal society
y bajo su mandato la llenó de estúpidos;
Kant salió una vez en su vida de Könisberg y,
a pesar de lo que diga Yepes,no fue muy lejos;
Comte sufrió a los dieciocho años una
aguda crisis cerebral;
Marx, el misógino, sólo deseaba tener hijos varones
y tuvo ocho, de los que únicamente sobrevivieron
tres chicas;
su amigo Engels era hijo de un importante industrial,
Nietzsche muere a los cuarenta y cinco. Diagnóstico:
reblandecimiento cerebral;
Wittgenstein, que no tenía ninguna fe
en la bondad de los hombres,
fue probablemente uno de los mejores
y más bondadosos hombres de su tiempo.

¡Oh vivir en un permanente flash back intestinal
para regurgitar compulsivamente
y declarar a lo bestia
voy a abrirme en canal para quererte!

Afortunadamente, el poeta Herrera y Reissig
creó el verbo primaverizar.

Te levantas a temprana hora
y es difícil indagar en el abismo,
saludas cortésmente a tu vecino
y amanece de manera inexorable.

                                                              RICARDO      ...