viernes, 18 de abril de 2014

Los garciadelaconchas

El día en que los periódicos anuncian la muerte de Gabriel García Márquez, escucho algunas tonterías. Una de ellas, en boca de quien fuera director de la RAE y hoy dirige el Instituto Cervantes que invita a conferenciar a Teodoro Obiang. Escucho a don Víctor comentar en el informativo La Tarde en 24 horas cómo él y el sumo sacerdote Fernando Lázaro, a raíz de la polémica sobre la ortografía del español que provocó García Márquez, explicaron durante una comida al escritor que a la ortografía fonética defendida por Bello o Sarmiento que hubiera conducido a un cataclismo (sic), los siempre razonables y cautos académicos preferían, como ya lo había hecho en su momento Antonio de Nebrija, una ortografía etimológica. Para argumentarlo, el ilustre licenciado en Teología por la Universidad Gregoriana de Roma aludía a un ejemplo: la presencia de la letra h en la palabra hombre. Agradecido por la didáctica declaración, acudo a la página de la Biblioteca Nacional y al ejemplar de la Gramática de la lengua castellana de Nebrija que nos ofrece en su bibliotecadigitalhispanica.bne.es. Y allí leo en las primeras líneas del capítulo segundo "De la primera invención de las letras y de dónde vinieron primero a nuestra España": "Entre todas las cosas que por experiencia los ombres hallaron...". Así nos ha ido y nos irá: ¿a quién miraremos en el futuro quienes como hablantes necesitamos día a día de la guía y orientación de nuestros próceres más ilustrados? ¿Soportaremos el desconsuelo de saber que uno de nuestros más provectos filólogos no ha leído bien lo que bien hubiera debido leer?

                                                              RICARDO      ...