lunes, 14 de febrero de 2011

Breve e inevitable (y espero que perdonable) apología de Negro Black

¿Quieres ver lo que no vieron ojos humanos? Mira la luna
¿Quieres oír lo que los oídos no oyeron? Oye el grito del pájaro
¿Quieres tocar lo que no tocaron las manos? Toca la tierra.
Verdaderamente digo que Dios está por crear el mundo.
JORGE LUIS BORGES: "Los teólogos"
Con la misma inutilidad y ferocidad esenciales que tienen los exabruptos, quisiera entonar un encomio, sincero y falaz como todo en la vida, a la memoria viva de Negro Black, en la nebulosa creencia de que no existe. Igual que "en la noche de las noches se abren de par en par las secretas puertas del cielo y es más dulce el agua en los cántaros", así discurren en su escritura ríos de irónico ensueño, fértiles tierras en las que descansar tanto aburrimiento. Poco importa la insoportable miel de estos elogios, son tan ciertos como la severidad azul de ciertas mañanas.
Yo, torpe amanuense de lo que no sé qué pienso o siento, intuyo que, al igual que si Dios no existiera, no habría necesidad de inventarlo, si Negro Black existiera, habría que reinventarlo. En este ejercicio humorístico que es toda tarea intelectual y creativa, yo invoco a los espejos como compañeros inexorables de todas nuestras actividades para recordar cómo se multiplican los errores (incluidas estas caóticas palabras) cuando las defendemos, como egregiamente hace Negro Black, con ingenio e ironía (así también lo hizo el heresiarca Juan de Panonia ante sus inclementes acusadores, a decir de Borges).
Sinceramente, y sin querer ocasionar más tedio ni cansancio, digo que a Negro Black le conozco desde el principio de todos los tiempos, pero nunca hasta ahora le había disfrutado. Perdonad todos esta sangría verbal sin orden ni concierto. Algo tiene que ver una leve ebriedad y una honda melancolía. Un abrazo.

1 comentario:

  1. Un día hubo, que Dios me perdone, en que pensé que Yepes y Negro eran dos avatares de la misma persona, como Fígaro y el Pobrecito Hablador como Jaume Sisa y Ricardo Solda o como Ramón y Cajal. Esta sospecha no me asaltó al leer sus brillantes escritos, tan diferentes en carne, condimento e intención sino al leer en sus comentarios ciertos giros y rasgos comunes e incluso perfectamente intercambiables tanto de dicción como de pensamiento. Después de leer esta entrada ya no sé a qué atenerme. Si esto es rizar el rizo de la mixtificación hay que reconocer que se ha llegado a un grado de refinamiento absolutamente maquiavélico.
    Hermoso texto, Yepes, mejoras con la Rívoli.

    ResponderEliminar

                                                              RICARDO      ...