Contra la muerte,
los mares de la infancia,
tus piernas recién bañadas
como pájaros y fuentes.
Contra la muerte,
la música y las voces,
resonando como soles
en los cielos de noviembre.
Contra la muerte,
todos los viajes de ida,
blancas alma y camisa
como mañanas nacientes.
Contra la muerte,
los jardines en domingo
y beber con los amigos
en los bares de siempre.
Contra la muerte,
la palabra y el poema,
todas las obras completas
encuadernadas en verde.
Contra la muerte
me levanto cada día
y compruebo que respiran
las mujeres y los hombres,
como vivas maldiciones
contra la muerte.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
RICARDO ...
-
Bienvenidos o bienhallados otra vez en La Rivoli. Espero con impaciencia vuestras deslumbrantes aportaciones.
-
Un mal entendimiento de la pedagogía viene produciendo un desmedido afán de colectivizar determinadas áreas y saberes que parecían perteneci...
-
Enrique Banchs (Buenos Aires, 1888-1968) es un poeta argentino prácticamente olvidado, lo cual al propio Banchs no le habría desagradado de...
¡Bravo! ¡Bravo! Es un brindis hermoso y emocionante; canción perfumada, cual breve verónica del capotillo del de Camas, como rosa "de hilados azafranes circunflejos". Merecería que alguna ingeniera naval le pusiera música de guitarra, para cantarla en las sobremesas, ahitos y ebrios de risas, los amigos. Me encanta; quiero más.
ResponderEliminarDe acuerdo con Negro. Ya viene bien este optimismo (extraño si se piensa en el autor)- Ingeniera, anímate con la música.
ResponderEliminar