Pensativo contempla el manuscrito
El copista del cantar y de la gesta;
Reposa en la mano la mejilla,
Afila la pluma y la paciencia.
Brotan de la tinta vuelta en voces
Batallas, desafíos y consejas;
Albricias, que el Cid, Yúsuf y Minaya
Trazan en la piel letras bermejas.
Librando la batalla por la fama,
El escriba y el Cid lidian contienda;
Escribe uno, rasgando el pergamino,
Sobre lides, de bodas y de afrentas;
Cabalga otro, por versos y tiradas,
Retando a su mentor en hora buena.
Inventa Per Abbat rima y medida
Vasallo Mío Cid de su leyenda;
Inclina la cabeza el amanuense
Obstinado en la historia que le alienta.
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«Lo que me asusta no es que me hagan daño, lo que me asusta es perder. Perder entre las ocho cuerdas no es lo mismo que perder en cualquier ...
Atinados versos -hasta en el leísmo del acróstico, tan castizo-; solo un reparo: Per Abbat, insigne vate de Nolapagues, bien lo sabes -aunque te cueste reconocerlo-, no fue copista ni escriba, fue poeta, el primer autor conocido de nuestra lengua.
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