sábado, 24 de diciembre de 2011

Por unas navidades lógicas y etimológicas.

Navidad, diría un gramático del Siglo de Oro, es corrupción de nativitatem, asumiendo con toda naturalidad el hecho de que lo que llamamos español es un latín gravemente deteriorado. Pero el latín tampoco era la lengua de Adán sino un producto más de la descomposición y fragmentación del indo-europeo, la madre de la casi totalidad de las lenguas habladas en ese amplio arco que recorre Europa desde la India pasando por Turquía y el Creciente Fértil. Así que nativitatem es derivación de natum y natum también es corrupción de gnatum que se remonta a la raíz indoeuropea *gn- (engendrar, nacer, producir). El asterisco que precede a una raíz indica que no está documentada (ninguna raíz indoeuropea lo está) sino reconstruida a partir de los escombros de la desintegración presentes en las lenguas hijas. El indoeuropeo es apenas una larga sucesión de asteriscos, como una cualquiera de nuestras ciber-contraseñas, pero cada uno de esos asteriscos ilumina el enigma fascinador del nombre de las cosas y sus suculentas relaciones subterráneas.*gn llega a los alienígenas y a nuestros omnipresentes genes, pasando por la gens, el conjunto de individuos que tienen un ancestro común (mi gente) y el gen-ius, la divinidad que preside el nacimiento y después la deidad tutelar de cada individuo y por extensión, su destino, sus inclinaciones naturales, la condición de su carácter, su in-genio. En el natum latino se engendra la natura, lo creado y la natio, el parto, sublimado después en el poderoso símil de la nación, los que nacen a la ciudadanía en un mismo alumbramiento colectivo, tan grato a la Roma clásica y a la Francia tricolor. En las lenguas germánicas *gn- está presente en child (eso sí que es corrupción) y en könig o king (de noble familia) y ya tenemos otra vez al niño-rey de la celebración cristiana. Pero no podemos terminar sin el a-gnatum que es el pariente de sangre y el co-gnatum que es el pariente co-lateral, con lo que hemos llegado al cuñado, que es el anticristo de la Nochebuena.La intersección del conjunto de los seres más queridos y los más odiados sería el conjunto vacío si no existiera la cena de Nochebuena. Esto es inevitable, pero no debería impedir que la disfrutemos con paz, sin enturbiar la gozosa y humilde alegría de los verdaderos destinatarios de esta buena cena: nuestros sufridos y amados progenitores. Dé igual si son agnatos o cognatos. Mi feliz navidad va por ellos y por todos vosotros, mis queridos ausentes, haraganes, indolentes, perezosos, gandules y apáticos compañeros de redacción. Mis mejores deseos para todos.

3 comentarios:

  1. Querido Mishkin: Como siempre, nos ofreces un artículo culto, elegante y divertido. Me hace pensar que la hominización viene de África y la humanización de Oriente (nos da la lengua y la voluntad histórica de reprimirla. También deseo lo mejor,noble y estepario Mishkin, para ti y los tuyos, en la confianza de que ese tentador círculo vacío no se llene de cuñados. Paz y salud.

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  2. Este artículo me trae a la memoría la historia de la reina babilónica Semiramis que concibió, de forma virginal y allá por el 2600 a.C., a su hijo Tamuz, reencarnación según creían del Dios-Sol.Posteriormente,Tamuz se identificó con Ra entre los egipcios y Saturno entre los romanos. Las fiestas que éstos realizaban el 25 de diciembre en honor de la entrada del solsticio de invierno y del dios luminoso consistían, al parecer, en banquetes, orgías y entrega de regalos.
    Con la oficialización del cristianismo, papas y emperadores consideraron más prudente unir a las fiestas paganas el supuesto nacimiento de Cristo el cual, en realidad, no debió producirse en invierno, sino durante los meses de marzo o abril. Este sincretismo entre creencias, mitos,dogmas y devoción religiosa tiene su razón por tanto en cuestiones políticas, sociales y ¿cómo no? económicas, lo que me trae a la memoria aquello de que la religión son "sueños de hombres enfermos" y que las fiestas, el ocio, la diversión, el regocijo y la alegría nunca han sido libres ni espontáneas, sino que han estado mediatizadas por cualquier interés espúreo.
    Con todo y rompiendo una brecha a favor del humilde libre albedrío, os deseo que paséis unos agradables y tranquilos días en estas fiestas que nos acogen.

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  3. -Nunca dejo de admirar la elocuencia y la perfección de tus entradas, querida Estrella del Mar. Sumémonos al humilde libre albedrío y regocijémonos en el encuentro. Un abrazo.
    -Mil gracias, amigo Yepes, tus palabras siempre sonoras, melosas y zalameras, son un prodigio de inteligente ironía y a la par un canto a la amistad. Abrazo.

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                                                              RICARDO      ...